Caminar, ver a la gente y conversar, es lo que le permite al cantautor venezolano Guillermo Carrasco captar la esencia de los lugares que visita. Afirma que viajar no es más que una oportunidad para explorar y descubrir
Gitanjali Wolfermann @GitiW
“Lo primero que hago es comprar un mapa para no perderme y llegar de nuevo al hotel; luego salgo a caminar. Una vez, en Ámsterdam, nos perdimos entre tantos puentes buscando el Museo Van Gogh; en otra oportunidad, en Bilbao, tras una de esas caminatas que parecen eternas, desembocamos en una avenida y vimos la fachada del Museo Guggenheim, fue impresionante”.
Viajar es explorar y descubrir, afirma Carrasco –cantante, compositor, arreglista, productor y locutor-, cuya exitosa carrera se extiende a lo largo de cuatro décadas. De sus viajes por trabajo, aunque casi siempre son cortos, rescata el valor haber conocido culturas que quizás de otro modo no hubiese podido conocer.
“Los viajes cortos no permiten más que respirar el aire e intuir un poco qué se cuece detrás de todo, pero aun así son muy interesantes”, señala. Uno de esos viajes lo realizó en la década de los 80. “Un amigo me invitó a Moscú; él iba a participar en un festival de música y yo era su arreglista. Era muy joven y me impresionó el tamaño de las cosas, todo era monumental. También fuimos a Sochi y fue muy curioso ver a la gente bañarse en la playa con aquel frío”.
De la mano de un amigo
Carrasco confiesa que sería una gran suerte tener un amigo en cada ciudad; asegura que viajar es conectarse con la gente. “Los lugares son la gente que los habita; más que los edificios y los monumentos, me interesa caminar, ver a la gente y conversar; solo así se capta la esencia del lugar”.
Ha visitado París y Barcelona en varias oportunidades, y asegura que es mejor recorrer sus calles de la mano de un amigo. “Cuando logras encontrar gente local y hacer amistades, puedes transitar por caminos a los que tal vez no habrías llegado por tu cuenta; esa amistad te ayuda a ver el lugar desde otra perspectiva. Siempre que sea posible, hay que buscar un amigo que nos muestre otro cariz de su ciudad”.
¿Cómo viaja un músico?
Si algo distingue la música de Carrasco es el cuidado que le brinda a cada palabra que emplea. Sus letras delatan una profunda conexión con el lenguaje. “Yo creo que la palabra es fundamental, sobre todo cuando estás haciendo canciones porque todo es tan breve y efímero, que si vas a gastar los tres minutos que tienes diciendo “te amo y te quiero” 89 veces, se pierde mucho. He intentado siempre poner cuidado en eso, porque una vez que la canción está grabada hay que procurar que quede un buen recuerdo”.
Justamente por esa conexión, admite que es terrible cuando viaja a un destino cuyo idioma no domina. “En esos casos, tengo que apelar a la mayor sensibilidad posible: me siento en un café y observo los movimientos de las personas, tratando de adivinar lo que piensan y sienten. Cuando viajo, observo y escucho todo. Esa sensibilidad adicional que uno pudiera tener, es lo que me permite ver otras aristas de los lugares; y esas experiencias siempre dejan huellas”.
Afirma que la música está atravesando una crisis terrible. “No viajaría para ver a Los Rolling Stone, que tienen 50 años cantando Satisfaction; sí me interesa buscar esas salitas de ensayo donde hay 100 personas escuchando a un grupo raro hacer algo nuevo; eso me llama mucho más la atención, cuando viajo estoy constantemente registrando esos sonidos”.
¿Tienen música las ciudades?
“Para mí tienen más letra que música; cada experiencia me deja un texto. Mi acercamiento a la música es más elaborado, debe serlo para reflejar lo que realmente quiero decir. En mi caso es así: el viaje me deja un texto, una letra, un par de palabras y ellas articulan el pensamiento que luego, elaborado, puede convertirse en un tema. Todo viene de la palabra; primero sufrió la gente y luego cantó”.
Un periplo memorable
“El que nos hace retornar. Hasta que la vida nos reúna es justamente eso; los ciclos que nos llevan y nos traen, la sensación de que nos volveremos a encontrar. La idea del retorno, la vuelta al hogar, es muy antigua, aunque es verdad, a veces no terminamos en el mismo lugar”.