Gremios empresariales, líderes sindicales y expertos en Opinión Pública coinciden en que la significación del 6 de diciembre va mucho más allá del tema político: tiene que ver con el rescate de los valores, las libertades y el equilibrio democrático. Coindicen además, en que hoy la energía colectiva es muy similar a la vivida en 1998 cuando la voluntad de cambio fue también determinante, sin embargo, destacan una gran diferencia: en aquel entonces el cambio vino atado a un pase de factura mientras que ahora impera una certeza colectiva de que las cosas tienen que cambiar para reconstruir el país, y que es necesario el concurso de todos para salir adelante
Por Gitanjali Wolfermann @GitiW
Es jueves, mi día de cola. Cinco horas de cola frente a un abasto dan para escuchar bastante; mas no es la variedad lo que distingue un cuento de otro, lo que entristece es la similitud de todos los relatos cuyo tema central es la crisis: ese término que se instaló en la vida del venezolano y permeó en cada aspecto de su cotidianidad. Entre sus acepciones, se incluye que una crisis es un juicio que se emite sobre una situación tras examinarla cuidadosamente. Sin duda, lo escuchado durante cinco horas luce como un juicio colectivo, uno que según las encuestas, termina con el veredicto de que las cosas tienen que cambiar.
“La gente siente que estamos en una gran crisis, no solo económica, sino social, espiritual e incluso democrática, fundamentada en un altísimo rechazo al presidente y en una imagen muy negativa de su entorno. La vorágine informativa diaria, plagada de escándalos y excesos, parece contrastar con un día a día en el que no pasa nada. Creo que esto es así porque la gente ha puesto su mirada en el 6D, el cual ha funcionado como un muro de contención. Son tantas las cosas que se han ido acumulando y la gente solo ha dicho «ya va, ya va, ya va», esperando a que llegue el 6D como una fecha para reivindicar. Si te fijas, la intención de participación es altísima, equiparable a una elección presidencial. Votar encarna la búsqueda de una salida; ese voto tiene que ver con una esperanza”, afirma Mariana Bacalao, experta en Opinión Pública.
“La gente está convencida de que si no ocurre algo importante vamos a estar mucho peor el año que viene; el panorama lo ven muy oscuro. Más allá de lo que pueden ser las funciones de la Asamblea Nacional desde el punto de vista de sus competencias, la gente percibe el 6D como un veredicto sobre el futuro de la democracia en Venezuela, tras el cual va a arrancar un proceso de reconstrucción a partir de una derrota electoral, que se suma a la derrota moral del chavismo. El 6D es un día que va más allá de lo político; tiene que ver con los valores, con las libertades. La gente está clara en que los cambios no se darán de la noche a la mañana, pero saben que vivir una crisis como la actual con la certeza de que las cosas están cambiando, es distinto a vivirla desde la desesperanza”, dice Bacalao.
Muchos analistas han comparado esta voluntad de cambio colectivo con el proceso que llevó a Chávez a la presidencia en 1998. Sin embargo, Bacalao apunta una importante diferencia de fondo: “En el 98 había una energía muy similar en el sentido de que la gente sabía que venía el cambio, que era indetenible. Más allá de las encuestas, en las calles se respiraba la voluntad de la gente por el cambio, la sociedad estaba decidida; pero hay una gran diferencia: ese cambio vino –lamentablemente-, acompañado de un pase de factura, de un discurso que hacía ver que no importaba que hubiera que llevarse todo por delante… como en efecto ocurrió.
En esta oportunidad, estamos frente a una sociedad que ha sufrido mucho, pero también ha aprendido mucho. Hoy, al igual que en 1998, hay una energía de cambio indetenible, una certeza colectiva de que la situación tiene que cambiar pero sin el ánimo de destrucción, sino al contrario, con un espíritu de reconstrucción; nos hemos dado cuenta de lo mucho que hemos perdido no solo a nivel material sino emocional. Esa es la gran diferencia, aunque sí creo que circulan los mismos vientos de cambio”, argumenta la experta en Opinión Pública.
6D: el inicio de un proceso de transformación
La esperanza no se limita a eso que llaman la “gente de a pie” –la que hace las cinco horas de cola-, también es visible entre quienes dirigen los sectores empresariales e industriales del país. La celebración del Día del Comercio sirvió para reunir bajo un mismo techo a representantes de los principales gremios del país: Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria, Fedenaga y la Cámara Inmobiliaria de Venezuela. Dicha confluencia dejó entrever que el período político actual ha dejado a los gremios plenamente conscientes de una realidad: que la suerte de uno sellaba también el destino del otro.
En su intervención, Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, aportó esta reflexión: “La realidad es que como gremios estamos absolutamente entrelazados, necesitamos que todos los sectores estén trabajando a máxima capacidad para que los demás puedan ejercer su rol. La economía es un entretejido completamente entrelazado y hay que resolverla en su conjunto o no hacemos nada; no se trata de darle dólares a una empresa si no hay camiones que transporten la mercancía. Ese micro manejo de lo económico es una de las grandes muestras de incapacidad de este gobierno que pretende abordar cada empresa por separado, no comprende que su función es generar políticas que permitan que las empresas sean capaces de producir”.
El presidente encargado de Fedecámaras, Carlos Larrazábal, destacó el optimismo de aquellos empresarios que han logrado sobrevivir. “La dirigencia gremial está hoy mucho más madura, formada y comprometida de lo que estaba antes de pasar por estos años. Esa integración y madurez gremial es lo que nos da la base para enfrentar los grandes retos que arrancarán a partir del 6 de diciembre. Creo que las expectativas de cara a ese día son quizás las mejores que hemos tenido en cualquier proceso electoral previo. Ese optimismo y esas grandes esperanzas vienen acompañadas de grandes retos e incertidumbres; será el inicio de un proceso de transformación, el inicio de la actuación de forma independiente de uno de los poderes públicos que ha estado secuestrado.
Como sector privado tenemos que ejercer con firmeza un rol propositivo, que no nos perciban como unos quejones sino como un sector que propone soluciones; pero sin pasar la raya de ejercer participación política porque hoy en día tenemos partidos políticos mucho más fuertes; cada sector tiene que asumir su rol en la sociedad. Nuestro rol es el de producir, distribuir productos, generar empleos y lograr las condiciones necesarias para ser tan productivos como sea posible. Ese futuro que queremos está a la vuelta de la esquina”.
El representante del sector primario, Luis Hernández Guanipa, vicepresidente de Fedenaga, no ocultó su satisfacción por contar con el apoyo del resto de los gremios. “En estos tiempos en los que todos estamos soñando con el inicio de la recuperación de nuestro país, los gremios debemos tener presente que en el futuro va a ser crucial esa unidad entre nosotros; será necesario ese discursos común, esa estrategia común para poder recuperar la Patria, para poder alcanzar niveles de producción mejores que en el pasado. Nosotros apostamos por la construcción de un gran acuerdo nacional que se dé en todos los órdenes, pero sobre todo en la política, es decir, en la conducción del país”.
Por el gremio constructor habló el vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria de Caracas, Francisco López. “En la unión está la fuerza y hoy podemos demostrar que efectivamente estamos unidos, ya no es una retórica. Nos dimos cuenta en algún momento de que sin unión no podemos lograr nada. Entendimos que somos una cadena donde si falla uno, no se mueve el resto. Como gremio sabemos que el 6D es un punto de inflexión que nos permitirá demostrar las ganas que tenemos de trabajar. Yo he escuchado decir que necesitaremos muchos años para volver a ser lo que fuimos; creo que están equivocados, que en poco tiempo podremos incluso superarnos porque hemos aprendido de los errores del pasado; estamos listos para demostrarle al país y al mundo lo que podemos hacer desde cada industria.
Hemos recorrido el país con un mensaje de cara a las elecciones parlamentarias: tratar de cambiar todas las leyes es entrar en una discusión que podría incluso ser etérea; creemos que modificando pequeñas cosas y haciendo pequeños ajustes, rápidamente podremos estar en capacidad de reactivar el sector de la construcción. No podemos pedirle a la gente que espere otros cinco años para tener su casa, nosotros queremos arrancar con eso ya. Esa Venezuela productiva no es una utopía, depende de que cada sector tenga la manera de trabajar”.
Cerró la ronda de participación la anfitriona, Cipriana Ramos, presidente de Consecomercio. “Como sector terciario, dependemos de la existencia de un sector primario y secundario fortalecidos; dependemos de la lucha de todos. Tenemos que rescatar la verdadera noción de soberanía, que es depender de nosotros mismos, de nuestra capacidad de producción. Seremos soberanos cuando seamos productores y dejemos de depender de los demás países”.
¡A por el contrapeso!
¿Y qué espera el sector de los trabajadores tras el 6 de diciembre? La pregunta la responde Marcela Máspero, coordinadora de la Unión Nacional de Trabajadores y candidata por lista a la Asamblea Nacional por el partido Opina: “Las expectativas que tenemos los trabajadores, más allá del tema de la producción, la inversión y el salario, que son cosas que no serán resueltas el 6D, es que la nueva composición política pueda lograr un contrapeso para que quienes nos vienen explotando, persiguiendo y desmejorando –nos referimos a los patronos públicos pero también a muchos privados-, sientan que hay una referencia de lucha”.
Máspero destaca que la presión que están experimentando los empleados de la administración pública es una realidad; señala que está recabando las denuncias para presentarlas ante las autoridades. Agrega que el miedo ante esas amenazas se suma a una posible negativa a votar por la oposición, factor que en el pasado ha llevado a muchos empleados públicos a la abstención. “Como central sindical, lo primero es insistir en que los trabajadores acudamos masivamente a votar. Los trabajadores sentimos que se cometió un fraude contra nosotros, que nos traicionaron. Nosotros apoyamos mayoritariamente a Chávez, pero desde hace cinco años tenemos una posición muy crítica y no podemos seguir estirando la arruga, esa frustración tenemos que demostrarla el 6D. Lo segundo es entender que el voto es secreto; esa amenaza de traer la foto de la papeleta fue un búmeran que se les revirtió porque fue el reconocimiento de que los tipos no saben por quién vota cada persona”.
En concreto, asevera Máspero, el 6D es un alivio. “Esperamos que a partir del 6 de diciembre empiece a haber un contrapeso, que no dependerá solo de la composición de la Asamblea Nacional, sino de la fuerza real que tengamos los movimientos en la calle; no aspiramos a que la Asamblea nos pretenda dar líneas ni resuelva todo; el logro real es tener un contrapeso político que haga que la institución respondan a la gente, no al Gobierno. Escuché las declaraciones de Diosdado acerca de que si pierden la Asamblea va a haber un conflicto de poderes; él no entiende que eso es justamente lo que buscamos: que haya conflicto de poderes para rescatar la independencia de esa institución.
Están derrotados; nosotros les acabamos de ganar las elecciones al sindicato textil del estado Aragua, y eso que repartieron lo que les dio la gana; ya ni las dádivas, ni las órdenes ni las amenazas tienen efecto sobre la gente. Todos nos sentimos frustrados, a nadie le alcanza el salario y estamos cansados de lo que nos corresponde por derecho, nos lo den a través de intermediarios políticos; aquí en lugar de inclusión lo que ha habido es una gran exclusión. Estamos claros en que el 6D no se va a resolver todo, pero lo importante es que la gente pueda volcar su frustración. No descarto que la gente que moviliza el gobierno termine votando en contra de ellos porque sencillamente no soporta más el acoso y la amenaza. Ese pueblo chavista entendió que no puede confiar en mesías, sino que tiene que valerse de su propio esfuerzo”.